sábado, 2 de febrero de 2008

El negocio del mes: Temporada turística y tarifas

Desde Navidad la República Argentina se encuentra en la denominada “temporada alta” de turismo cuando empieza el verano en el hemisferio Sur.

La paridad de 1 a 3 con el dólar, de 1 a 2 con el real y de 1 a 1,30 con el peso uruguayo hacía presumir un período estival donde la vedette fuera la costa argentina, tal cual ocurriera en los últimos años para la misma época.

Pero ciertas distorsiones han ocurrido y corresponde analizarlas para entender el fenómeno de la temporada 2008:

v La sensación de inseguridad en los principales balnearios de la costa Bonaerense es un factor negativo.

v Los malos controles viales en las principales rutas no propician la concurrencia masiva de turistas.

v La insuficiente o nula planificación en cuestiones de capacidad hotelera y de alquiler de viviendas tampoco suma para una mejor temporada.

v El escaso estudio de “lugares sustitutos” para vacacionar ha determinado que nuevamente Brasil y en algunos segmentos Uruguay vuelvan a ser fuertes competidores que captan muchos veraneantes argentinos.

v El análisis apartado de la realidad, sin tomar en cuenta los niveles de precios de otras plazas nacionales, ha producido el éxodo de muchas familias hacia otras zonas turísticas que están tomando el rubro turístico como una materia obligatoria.

v El ya citado aumento de los precios en forma exagerada por encima de los niveles de la inflación real, resultando precios cercanos a los de plazas internacionales, sin tener en muchos casos la infraestructura o el nivel de servicios requeridos para cobrar tales tarifas, etc, etc.

Pese a todas las objeciones hechas el turismo interno y en particular el Partido de la Costa y Mar del Plata han tenido una muy buena temporada en cuanto a nivel de actividad económica, seguramente con mejores márgenes de ganancias que en períodos anteriores pero dejando una señal de la cual se debe tomar nota: quien castiga a los turistas con malos servicios y/o con precios elevados corre el serio riesgo de “salir de la mente” del consumidor para etapas venideras de vacaciones más allá de cual sea el precio que ofrezca para esa nueva temporada.

Hay que saber ganar y aún venciendo analizar con detenimiento los pasos bien dados y los incorrectos para que el sendero positivo siga su curso y no se desvíe por completo.

Es una gran hora por la coyuntura internacional para el turismo argentino, pero hay que saber aprovecharla y conservarla.