lunes, 27 de agosto de 2012

"Señores yo soy de la UBA"

Entre los muchos recortes que guardo para leer y releer vuelve a mis manos uno del Suplemento Enfoques de la Nación del día domingo 7 de Agosto de 2011 denominado "UBA 190 Aniversario: Luces y sombras de una pasión argentina"
Hace mucho tiempo vienen rondando en mi cabeza muchos temas y uno de ellos es escribir precisamente sobre la Universidad de Buenos Aires (UBA), la casa de alto estudios que me dio la oportunidad de estudiar gratuitamente y obtener mi título de Abogado especializado en temas económicos y empresariales.


Mucho más allá de mi agradecimiento hacia la Institución me nace volcar en algunas líneas lo grande que ha sido y es la UBA dentro de la historia educativa no ya de la ciudad de Buenos Aires, sino de toda Argentina (sin olvidarme de la enorme cantidad de estudiantes extranjeros que ha albergado en sus aulas).
Fue fundada por decreto del 12 de Agosto de 1821  del entonces ministro de gobierno de la provincia de Buenos Aires Bernardino Rivadavia para hacerse cargo de toda la educación impartida en la provincia de Buenos Aires en los niveles primario, medio y superior. Sus números hablan por sí sólos de la magnitud de este centro de estudios: 320.000 alumnos, 35.000 docentes, 12000 no docentes, más población que algunas provincias argentinas. Cuenta en su muy completa oferta educativa con 89 carreras de grado, 24 carreras cortas y tecnicaturas y 359 carreras de posgrado.
Ningún conflicto político, de rebaja a su presupuesto ni de ninguna otra especie ha podido derribar el poderoso monumento educativo que la UBA simboliza.
Cuando uno pisa cualesquiera de sus facultades ve desde la grandeza arquitectónica una fiel imagen de lo que ella significa en el campo de la Educación: posee 3 Centros de Estudios Internacionales: 40 Institutos de Investigación (18 propios y 22 con el CONICET); 4 Escuelas secundarias; 13 Facultades y el Ciclo Básico Común; 14 Museos; 1 Programa de Educación a distancia (UBA XXI) y otro de Educación en cárceles (UBA XXII); 6 Hospitales; 1 Editorial (EUDEBA) y el Centro Cultural Rojas.
La ciudad de Buenos Aires irradia entre sus luces muchos rayos de tono cultural y en esa movida interdisciplinaria, continuada y cosmopolita yace la Universidad de Buenos Aires quien de manera permanente da vida a múltiples actividades culturales.
Entre recursos que genera y los que le vienen del Estado, la UBA recibe unos 3.000 millones de pesos al año. ¿Poco, mucho? ¿Más qué años atrás? Como sea, siempre adelante, continuando con su rutina educativa y científica en pos de un país mejor, sobre todo que piense más. No por nada cinco premios Nobel pasaron por sus aulas: Carlos Saavedra Lamas (profesor de la Facultad de Derecho), Premio Nobel de la Paz 1936; Bernardo Houssay (profesor de la Facultad de Medicina), Premio Nobel de Fisiología 1947; Luis Federico Leloir (profesor de la Facultad de Medicina), Premio Nobel de Química 1970; Adolfo Pérez Esquivel (ex alumno de la UBA), Premio Nobel de la Paz 1980 y César Milstein (profesor de la Facultad de Medicina), Premio Nobel de Medicina 1984.
 ¡Demasiados temas podrían tratarse en torno a esta Universidad! Tantos que mi pluma ni mis conocimientos podrían abarcar.
Luego el destino me llevó a hacer una Maestría en Derecho Empresarial y un MBA en la Universidad de Palermo (de la cual guardo buenos recuerdos también) pero, no es lo mismo, en la UBA he vivido momentos muy intensos, he aprendido muchas cosas y por sobre todo a quererla por lo que significa para la Educación (vocablo que siempre debería ir con mayúscula) de mi País.
En una ocasión de una entrega de premios en el Aula Magna de la Facultad de Derecho, nos regalaron a los integrantes del equipo de ajedrez que habíamos obtenido la medalla de oro en la Olimpíada Universitaria Nacional una remera que rezaba: "Universidad Pública y gratuita siempre". Esa prenda se ha gastado con el paso del tiempo pero sigue allí en mi cajón de ropa y su mensaje bien metido en mi mente. Valoro la educación privada pero pondero por encima de todo a la ineludible tarea del Estado de brindar una Educación Pública y Gratuita (con premeditadas mayúsculas).
Yendo o regresando de las Olímpíadas en Santa Fé, en Mar del Plata o donde sea, tras perder o ganar en ajedrez, fútbol, basket etc, aún retumban en mis oídos los compases del siguiente estribillo: "Señores yo soy de la UBA y siempre lo voy a seguir, nos ch... un h... La Plata, nos ch...un h...Tandil; por eso le pido a esta gente, que aliente por esta pasión, la UBA la llevo en el alma y en el corazón". Por favor, con sumo respeto a la gente de La Plata, Tandil y de todos los lugares del país. Simplemente era un canto de aliento, no de guerra, entonado con el alma, con todas las energías que nos quedaban y aunque tal vez al día siguiente cada uno de nosotros tuviera que regresar presurosos a rendir un tremendo examen en nuestras respectivas Facultades.

Alejo de Dovitiis ©2012