jueves, 16 de febrero de 2012

El entrenador desentrenado

No hay peor alumno para un coach que su propia persona.
Se supone que justamente sería fácil conducirse a uno mismo pero, en muchas ocasiones, resulta la tarea más ardua de todas. ¿Necesitaré un entrenador? Realmente sería más que oportuno, mas cuestiones de tiempo y económicas hoy me lo impiden.
Debo poner en práctica mi método (¿tengo uno integral?) en mi propia piel y ver que sucede. Si sale mal tengo a quien echarle la culpa: ¡a mí!
A ver, por ejemplo: el caso de las aperturas es paradigmático. ¿Por dónde empezar? ¿Y cómo? He leído libros excelentes pero muy fundamentalistas que me parecen ayudan mucho y sencillo pero no colaboran a la hora que uno piense y...el ajedrecista debe sí o sí reflexionar mucho. Se supone que las enciclopedias y bases de datos sirven, pero (y siempre hay un pero) conviene usarlas una vez entendido lo que se pretende incorporar a su repertorio. ¿Entonces? Pues creo que no me queda otra que agarrar el lindo tablero que me regalara un ex alumno y empezar a mover las piezas despacio y pensando para comprender lo que sucede.
¿Qué hacer con el medio juego? He reinstalado viejos programas rusos que me sirven de mucho y he notado que mi cerebro -oxidado y todo- no ha respondido tan mal a las exigencias de esos extraños muñecos que los europeos del Este ponen a la hora de ponerte a prueba. Pero claro, desde ya que se necesitan libros, partidas propias y analizarlo mucho todo, todo. ¿Sobreviviré a tanto? Uhmmm no lo creo.... Me parece que el libro de Marin Aprenda con las leyendas debo verlo en profundidad al igual que seguir con el fabuloso Usted juega de Franco.
Y por el lado de los finales....ay ¡Mi Dios! Tengo buenos libros y de tan maravillosos que son termino por admirarlos antes que leerlos. Por caso, tengo un que me llegó de Europa del IM norteamericano Jeremy Silman que es estupendo y prometo leerlo pero voy tan lento que sus más de quinientas hojas me llevaran más tiempo que a Miguel Ángel pintar La capilla sixtina.
Mientras sigo debatiéndome entre el entrenador y el jugador (el primero reta al segundo para que tome velocidad) he de ponerme con un libro americano de aperturas de Alburt y Dzindzichashvili. ¡Hacen las cosas tan sencillas los americanos! Todo, al leerlos, parece too easy pero luego frente al tablero el asunto se me pone castaño oscuro.
¿Creen ustedes que ésto es una queja, un relato desencantador? No, es una señal de leve despegue que pretende, en el fondo de todo, darles -si humildemente me permiten- un consejo: organicen bien su método de estudio antes de empezar y una vez que han "zarpado" no duden, a lo sumo vayan corrigiendo el rumbo acorde a las viscicitudes del mar.
Que les sirva y a mi también, espero nos tengamos informados.
¡Gracias! Y los relojes ya están marcha....

Alejo de Dovitiis © 2012