miércoles, 10 de septiembre de 2014

A cuento de un Maestro



Erase una vez en el medio del desierto patagónico, un lugar inhóspito donde costaba acceder a la humilde aula del pueblo.  Juancito, con sus ocho años y su mochila a cuestas a duras penas llegaba a su endeble escuela.  
El docente multifunción se desvivía por impartir conocimientos a niños de distintas edades en simultáneo y sin contar con modernos elementos.
– ¿Para qué sirven estos temas, cuándo podré aplicarlos? Vivía preguntándose en forma desesperanzada el niño.Su mirada al horizonte no encontraba respuesta.
Pasaron los tiempos, los lugares y las circunstancias, y un día de unos veinte años después –ya trabajando en una organización de una gran urbe–  la vida puso a aquél nene ante una disyuntiva: desde su escritorio y como experto en temas informáticos estaba a un enter de poder embolsarse una importante suma de dinero que debía ser destinada a una fundación para la ayuda de escuelas rurales.  Era plata, era fácil, podía ser ya suya pero…algo estremeció su ser, una fuerza interna, una voluntad superior lo encaminó a realizar lo que correspondía pese a los laxos controles que le hubieran permitido desviar esa donación: fue entonces que su mouse se orientó hacia la celda indicada y el donativo, sin más, fue a parar a donde debía ir.  Una extraña pero placentera sensación recorrió su cuerpo, muchas imágenes lo trasladaron hacia su pasado y todas esas escenas se detuvieron en aquella sonrisa de su profe: sí, el mismo del cual él pensaba que sus enseñanzas eran poco útiles para su vida adulta. Fue entonces que comprendió, como nunca, el significado de la palabra MAESTRO.

Alejo de Dovitiis © 2014

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