lunes, 23 de noviembre de 2015

Por un 10 de diciembre más.

Finalmente el amarillo venció al naranja, quizás porque este último necesitaba la ayuda del rojo para llegar a ser vencedor y no la tuvo. Colores, matices, dos candidatos que se diferenciaban pero que, tenían mucho en común.
Así como en 2011 los K enrostraban a todos que tenían el 54% y acto seguido no oían a nadie que no comparta sus ideas, espero que este 51% (que es un mezcla de PRO; radicales, disgustados con el estilo Cristina y otros) no cometa el mismo yerro (sin olvidar la muy buena performance de un solitario Scioli con un 48%), ¿aprenderemos o no? Ver para creer lo que suceda.
Me parece bueno festejar el acto democrático, más que el resultado, ya que hay muchas cosas por resolver.
Ni todo será color de rosa ni tampoco negro. Y los políticos, de todos los colores, tiene aún que demostrar que trabajan más por el bienestar de la gente que por su propio enriquecimiento.
No creo que un "nuevo país" comience el 11 de diciembre pero tampoco me cae bien que muchos Kirchneristas expresen "que les garue finito, volvimos a los 90" y otros dichos.
No es correcto decir "el odio se va" ¿por qué no decir "el diálogo llega"?
Cambiemos ganó de nuevo por poco, y Macri, como bostero lo digo suele tener golpes de suerte cruciales. Dios quiera que la suerte le siga acompañando si es que hiciere las cosas bien para todo el país.
Cristina puede irse tranquila, estuvo muchos años con aciertos y errores y le toca el turno de descansar, de hacer el balance que debería tener no sólo un haber sino también un debe. Hágalo por favor, sra Presidente, verá que no es para enojarse lo malo, tan sólo para corregirlo y aceptarlo como parte de un proceso largo que tiene sus vaivenes.
Un soleado sábado 10 de diciembre de 1983, vi de pibe volver a la Democracia, desfilar a Raúl Alfonsín enseñando un nuevo camino. Desde el Cabildo sus palabras sonaron a otro 1810 y aunque con muchos errores, aún seguimos en ese sendero.
Que cuando Cristina le entregue a Mauricio la banda presidencial y el bastón le haga saber que en ese acto simbólico le está dando el comando del destino de 42 millones de argentinos y que ya tan sólo la cifra lo haga ser consciente de su magna responsabilidad.

Alejo de Dovitiis 23/11/15

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